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El costarricense y su forma de entender el mundo

Lo que Costa Rica es en la actualidad y la forma en que vemos y enfrentamos el mundo los costarricenses no es algo fortuito que surgiera espontáneamente sino el resultado de una historia muy profunda, que tiene cerca de 10 000 años.

Nuestra forma de ser es el producto de los valores heredados de nuestros antepasados. Por eso es necesario reconstruir la historia de Costa Rica, no solo para comprender por qué somos como somos sino para rescatar y preservar para las generaciones futuras esos valores.

Somos ticos, no podemos pensar ni sentir como un alemán, como un mexicano o un italiano, solo podemos ver el mundo a través de nuestros propios ojos.

Para entender lo que vemos necesitamos llevar lo que está en el corazón a la cabeza.

Símbolos nacionales

YigüirroGuaria MoradaCarreta típicaÁrbol de Guanacaste
Reconstruir la historia para entendernos

El principio de la historia: las culturas precolombinas

Nuestra historia se inicia con las culturas precolombinas que habitaron nuestras tierras. En el territorio que hoy llamamos Costa Rica prosperaron culturas que tenían una manera de sentir y ser muy distinta a las de las culturas precolombinas de Peru, México o incluso el resto de Centroamérica. Se trataba de sociedades con una visión horizontal del mundo. Cuando los españoles llegaron no encontraron sociedades piramidales, como en la gran mayoría de los territorios americanos, sino sociedades horizontales, esféricas.

En otras culturas donde existian sociedades piramidales los españoles lo que hicieron fue mantener ese esquema pero ubicarse ellos en la parte de arriba. En cambio en nuestro país no había esa estructura así que los españoles se vieron obligados a integrarse de otra forma, más horizontal. Estas culturas precolombinas utilizaban la arquitectura circular y las esferas para representar su manera de percibir el mundo.

Este es el inicio de la diferencia que percibimos en relación con otros países.

El origen de nuestra cosmogonía

En la forma de ver el mundo de nuestros antepasados indígenas y en la relación que establecieron con los conquistadores españoles se inicia la diferencia que percibimos con los pueblos vecinos.

Los costarricenses tenemos la fortuna de haber heredado valores ancestrales que se filtraron en nuestra sociedad hace miles de años y que aún continuan influyendo en la forma en que pensamos, sentimos y actuamos los ticos.

Cuando hace 70 años un grupo de personas visionarias propone crear la Caja Costarricense de Seguro Social, encuentra apoyo en la sociedad. No quiere decir que no hubiera resistencia o que todo el mundo estuviera de acuerdo, pero las distintas facciones logran llegar a un acuerdo y apoyan el camino de la seguridad social.

Cuando don Pepe Figueres propone quitar el ejército todo el mundo aplaude. Si esto lo hubiera dicho cualquier otro político en América Latina a los ocho días lo habrian matado o lo habrian derrocado. En cambio en nuestro país se logró porque hay una diferencia, lo que se llama una historia profunda, una historia que viene desde la raíces, como corriente subterránea que ha penetrado en la sociedad.

Por eso los valores de amornia, de una sociedad sin jerarquías, son la herencia más grande que nosotros los costarricense tenemos. Una herencia que se ha ido concretando y catalizando en estas grandes instituciones, como es la CCSS, como lo es la filosofía de paz, como es el respeto por la educación.

Nuestra responsabilidad con las generaciones futuras

La deuda que tienen nuestros antepasados del siglo pasado es no habernos transmitido ese sentido de identidad cultural con la fuerza que se requiere para que los ticos entendamos con la cabeza lo que sentimos con el corazón.

Por eso nos toca a nosotros, a las generaciones actuales, crear las bases para que los niños y todos nuestros descendientes puedan entender cuál es su verdadera historia y afrontar el proceso de globalización de una manera correcta.

Necesitamos enseñar estos valores a nuestros jóvenes para que ellos luchen por conservar la horizontalidad de la sociedad, que es la que nos ha permitido construir un país donde el respeto por las personas prevalece. Si perdemos este enfoque estaríamos negando la identidad que nos proporcionan 10 000 años de historia que viven en nuestros genes, en nuestros corazones y en nuestras mentes. La mejor representación de lo que somos los ticos la encontramos en las esferas precolombinas y por eso se han convertido en el motivo central de mi obra.

La Caja como representación de los valores sociales

Nuestra generación, que tuvo el privilegio de vivir de acuerdo con los valores heredados, tiene la obligación de levantar la voz en defensa de estos valores y enseñar a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos a entender los símbolos que nos explican quiénes somos. Si nosotros no hacemos ese trabajo nos vamos a perder con la globalización. La globalización es una gran oportunidad si utilizamos todos los medios de comunicación que disponemos para transmitir y reinvindicar estos valores auténticos del ser costarricense, que han hecho grande y singular a nuestro país.

La CCSS representa lo mejor de estos valores pues ha sabido integrar a los contrarios y reproducir la dinámica social en la cual no se excluye a nadie y se otorga atención y cuidados a quién lo necesite sin discriminarlos por su condición económica, por su raza, por su credo o por cualquier otra característica.

La nueva esfera costarricense

Si vemos una esfera y le ponemos una luz a la par, nos damos cuenta que hay una parte que se ilumina y otra que permanece en la oscuridad, pero siempre es un elemento armónico, no es un elemento que separa sino que integra los contrarios que viven dentro de ella, esa luz y esa sombra.

Nosotros estamos llamados a crear una nueva esfera, nuestra generación tiene la obligación de recrear esta esfera para dar cabida a todos los habitantes de nuestro país. Ya no se trata de crear una esfera de piedra, ahora nosotros tenemos que, basado en ese concepto, crear nuevos símbolos, nuevas leyendas, nuevos mitos que expliquen esa visión del mundo porque solo así nuestros niños se van a apropiar de esos valores, lo van a hacer suyos y los van a reconocer como guías para su vida.

Las nuevas generaciones tienen que vivir esos valores para sentirlos verdaderos pero solo pueden hacerlo si se crean nuevos símbolos que van a representar esos valores. Hay que recordarles que nosotros no sómos huérfanos, tenemos una herencia propia, que nos pertenece y que da sentido a nuestra vida y a nuestra forma de ser.

Frente a la globalización nosotros podemos decirle al mundo que hay esperanza, que en la historia de los pueblos, y en la nuestra en particular, es posible encontrar valores por los que vale la pena luchar. Valores de horizontabilidad, de paz, de armonía y de integración social.

Hay mucha gente en Costa Rica interesada en mantener estos valores; los funcionarios de la Caja son la representación viva de esa herencia cultural a la cual todos los costarricenses pertenecemos. La Caja es uno de los nuevos símbolos que nos recuerdan quiénes somos.

El contenido es un estracto de la ponencia de Jorge Jiménez Deredia durante la mesa redonda Valores y Seguridad Social, llevada a cabo el 19 de mayo de 2011, como parte de las celebraciones del 70 aniversario de la CCSS.

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